martes, 30 de junio de 2015

Normas y orientación - Funciones (I)


El Convenio nº 161 define los servicios de salud en el trabajo como servicios investidos de funciones básicamente preventivas y encar- gados de asesorar al empleador, a los trabajadores y a sus repre- sentantes en la empresa acerca de los requisitos necesarios para establecer y de conservar un medio ambiente laboral sano y seguro que favorezca una salud física y mental óptima en relación con el trabajo y acerca de la adaptación del trabajo a las capaci- dades de los trabajadores, habida cuenta de su estado de salud física y mental.
El Convenio especifica que los servicios deben incluir, entre las siguientes funciones, las que resulten adecuadas para los riesgos de la empresa para la salud en el trabajo:

• identificación de los riesgos que puedan afectar a la salud en el lugar de trabajo;
• vigilancia de los factores del medio ambiente de trabajo y de las prácticas de trabajo que puedan afectar a la salud de los trabajadores, incluidos las instalaciones sanitarias, comedores y alojamientos en los casos, cuando estas facilidades sean ofre- cidas por el empleador;
• asesoramiento sobre la planificación y la organización del trabajo, incluido el diseño de los lugares de trabajo, sobre la selección, el mantenimiento y el estado de la maquinaria y de los equipos y sobre las sustancias utilizadas en el trabajo;
• participación en el desarrollo de programas para el mejora- miento de las prácticas de trabajo, así como en las pruebas y la evaluación de nuevos equipos, en relación con la salud;
• asesoramiento en materia de salud, de seguridad y de higiene en el trabajo y de ergonomía, así como en materia de equipos de protección individual y colectiva;
• vigilancia de la salud de los trabajadores en relación con el trabajo;
• fomento de la adaptación del trabajo a los trabajadores;
• asistencia en pro de la adopción de medidas de rehabilitación profesional;
• colaboración en la difusión de informaciones, en la formación
y educación en materia de salud e higiene en el trabajo y de ergonomía;
• organización de los primeros auxilios y de la atención de urgencia;
• participación en el análisis de los accidentes de trabajo y de las enfermedades profesionales.

lunes, 29 de junio de 2015

Normas y orientación

Los Convenios y Recomendaciones de la OIT sobre salud y segu- ridad en el trabajo definen los derechos de los trabajadores y asignan deberes y responsabilidades en esta materia a las autori- dades correspondientes, las empresas y los trabajadores. Estos instrumentos, adoptados por la Conferencia Internacional del Trabajo, constituyen, en conjunto, el Código Internacional del Trabajo, que define normas mínimas en el ámbito laboral.
La política de la OIT en esta materia está básicamente conte- nida en dos Convenios internacionales, con sus correspondientes Recomendaciones de apoyo. El Convenio sobre salud y seguridad de los trabajadores y medio ambiente de trabajo (nº 155) y su Recomendación (nº 164), de 1981, prevén la adopción de una política nacional de salud y seguridad en el trabajo y describen las medidas que es necesario adoptar en el ámbito nacional y empre- sarial para promoverlas y para mejorar el medio ambiente de trabajo. El Convenio sobre los servicios de salud en el trabajo (nº 161) y su Recomendación (nº 171), de 1985, prevén el establecimiento de servicios de salud en el trabajo que contribuyan a la puesta en práctica de la política en la materia y realicen estas funciones en el ámbito de la empresa.
Estos instrumentos prevén un enfoque integral de la salud en el trabajo que incluye la prevención primaria, secundaria y terciaria y es coherente con los principios generales de la asis- tencia sanitaria primaria. En ellos se indica la forma ideal en que debe prestarse a los trabajadores la asistencia sanitaria en el trabajo y se propone un modelo que canaliza hacia el lugar de trabajo actividades organizadas que requieren un personal especializado para catalizar la interacción entre diversas disciplinas con el fin de promover la cooperación entre todos los partici- pantes en la prevención. Estos instrumentos proporcionan también un marco organizativo en el que los profesionales de la salud en el trabajo pueden prestar eficientemente servicios de calidad para conseguir la protección y promoción de la salud de los trabajadores y contribuir a la salud de la empresa.

domingo, 28 de junio de 2015

Colaboración intersectorial (III)

Como señaló el Comité Mixto OIT/OMS en 1995, es necesario desarrollar indicadores de salud en el trabajo para la promoción y control del avance hacia la salud y el desarrollo sostenible. Las formas de desarrollo que pongan en peligro la salud no pueden defenderse alegando su carácter equitativo o sostenible. Los indicadores de “sostenibilidad” deben incluir necesariamente indicadores de salud, ya que la CNUMAD señala que el compromiso de “proteger y promover la salud de las personas” es un principio fundamental del desarrollo soste- nible (Agenda 21, capítulo 6). La OMS ha asumido un papel de liderazgo tanto en el desarrollo del concepto como del uso de los indicadores de salud medioambiental, algunos de los cuales afectan a la salud y al medio ambiente de trabajo.
Se espera que tanto la OIT como la OMS desarrollen indicadores de salud en el trabajo que sirvan de ayuda a los países para la evaluación retrospectiva y prospectiva de su práctica en este campo y para el control de los avances hacia los objetivos establecidos por las políticas nacionales de seguridad y salud en el trabajo y de medio ambiente de trabajo. El desarrollo de estos indicadores centrados en las interacciones entre trabajo y salud podría ser también de ayuda a los servicios de salud en el trabajo para la evaluación de sus programas y actividades y para orientarlos a la mejora de las condiciones y el medio ambiente de trabajo (es decir, controlar su eficiencia y la forma en que realizan sus funciones).

sábado, 27 de junio de 2015

Colaboración intersectorial (III)

El enfoque de la asistencia sanitaria primaria pone el acento en la equidad social, la disponibilidad económica y la accesibi- lidad, la participación y la implicación comunitaria, como señaló el Comité Mixto OIT/OMS sobre Medicina del Trabajo en 1995. Ambas organizaciones comparten valores morales y éticos básicos. El enfoque de la asistencia sanitaria primaria es innovador porque aplica valores sociales a la asistencia sanitaria preventiva y curativa. Esta complementariedad no siempre ha sido bien entendida, debiéndose en ocasiones la confusión a la interpretación de palabras comunes, lo que ha producido ciertos malentendidos en el debate sobre las funciones y actividades que realmente corresponden a la OIT y la OMS, que son comple- mentarias y se apoyan mutuamente.
La asistencia sanitaria primaria puede considerarse basada en principios de equidad social, autodependencia y desarrollo comunitario. También puede considerarse una estrategia de reorientación de los sistemas sanitarios para promover la partici- pación individual y comunitaria y la colaboración entre todos los sectores implicados en la salud. Un principio general debería ser el de que la asistencia sanitaria primaria incluya un componente de salud en el trabajo y que los servicios especializados de salud en el trabajo apliquen el principio general de la asistencia sani- taria primaria con independencia del modelo estructural adoptado.
Son muchos los participantes en la prevención que comparten los planteamientos tanto de la OIT como de la OMS, y que deben hacer las aportaciones necesarias para desarrollar una buena práctica de salud en el trabajo. El Comité Mixto OIT/OMS ha indicado que ambas organizaciones debe promover un enfoque global de la salud en el trabajo en sus países miembros. Si se empleara tal enfoque, la salud en el trabajo podría contemplarse como una materia interdiscipli- naria e integrada. Las actividades de las distintas organizaciones y ministerios no serían competitivas o contradictorias sino complementarias y de apoyo mutuo, orientadas al desarrollo equitativo y sostenible. Debe ponerse el acento en los objetivos comunes, los conceptos unificados y los valores básicos.

viernes, 26 de junio de 2015

Colaboración intersectorial (II)

La Comisión de Salud y Medio Ambiente de la OMS ha reco- nocido, además, que “el tipo de desarrollo necesario para salva- guardar la salud y el bienestar dependerá de varias condiciones, entre ellas el respeto al medio ambiente, mientras que el desa- rrollo sin consideración al medio ambiente conducirá inevitable- mente al deterioro de la salud de las personas” (OMS 1992). En el mismo sentido, la salud en el trabajo debe considerarse un “valor añadido”, es decir, una contribución positiva al desarrollo nacional y una condición necesaria para su sostenibilidad. Revisten especial importancia para el trabajo de la OIT y la OMS la Declaración y el Programa de Acción adoptados por la Cumbre Mundial para el Desarrollo Social celebrada en Copenhague en 1995. La Declaración compromete a las naciones del mundo a perseguir el objetivo del pleno empleo productivo y libremente elegido como prioridad básica de sus políticas sociales y económicas. La Cumbre señaló claramente que el objetivo no debe ser la creación de cualquier tipo de trabajo, sino de empleos de calidad que salvaguarden los dere- chos e intereses básicos de los trabajadores, y que debe incluir la adopción de medidas dirigidas a conseguir un medio ambiente de trabajo sano y seguro, eliminar los peligros sanitarios del medio ambiente de trabajo y generar salud y seguridad en el trabajo. Es un indicador de que en el futuro la salud en el trabajo puede tener una participación importante en la concilia- ción de empleo, salud y medio ambiente orientada a un desa- rrollo equitativo y sostenible.



jueves, 25 de junio de 2015

miércoles, 24 de junio de 2015

Elementos del programa Reconocimientos médicos periódicos (II)

En las últimas décadas, como consecuencia de las crecientes presiones económicas, la tendencia hacia la equidad y, principal- mente, los resultados de las evaluaciones sobre la viabilidad de los reconocimientos, se han impuesto los reconocimientos médicos para toda la plantilla, aunque menos completos que los que se realizaban antes.
El US Preventive Services Task Group publicó una evaluación de la eficacia de 169 intervenciones preventivas (1989). La Figura 15.7 presenta un útil programa de reconocimientos preventivos a lo largo de la vida laboral y las pruebas adecuadas para adultos sanos que ocupan puestos directivos de poco riesgo (Guidotti, Cowell y Jamieson 1989). Gracias a estas actividades, los reconocimientos médicos periódicos se han hecho menos costosos y más eficientes.

martes, 23 de junio de 2015

Elementos del programa Reconocimientos médicos periódicos (I)

Además de los reconocimientos médicos periódicos reglamen- tados o recomendados a los trabajadores expuestos a determi- nados trabajos o peligros ambientales, muchos servicios de salud laboral ofrecen chequeos médicos periódicos más o menos completos. Cuando el personal y los recursos materiales son escasos, los reconocimientos pueden realizarse, normalmente a expensas de la empresa, en centros locales o en las consultas de médicos privados (es decir, contratados). En el caso de lugares de trabajo situados en comunidades que carecen de estos servicios, debe organizarse la visita a la fábrica de una unidad móvil o instalar furgonetas de exploración en la zona de aparcamiento.
En un principio, la mayoría de las organizaciones ofrecían estos reconocimientos exclusivamente a los ejecutivos y altos directivos. En algunos casos, se extendían a los demás trabaja- dores que habían prestado un número mínimo de años de servicio o que sufrían un problema médico conocido. Estos reco- nocimientos solían incluir un historial médico completo y una exploración complementada con toda una batería de pruebas de laboratorio, radiografías, un electrocardiograma y pruebas de esfuerzo, así como exploración de todos los orificios corporales. Siempre que la empresa estuviera dispuesta a pagar los honora- rios, los centros privados que realizaban estos reconocimientos no tardaban en añadir pruebas, a medida que iban surgiendo nuevas tecnologías. En las organizaciones preparadas para un servicio más elaborado, los reconocimientos se ofrecían como parte de una breve estancia en algún centro acreditado de cuidados de salud. Aunque con frecuencia se hacían diagnós- ticos útiles e importantes, los falsos positivos eran también frecuentes y, en cualquier caso, los reconocimientos realizados en estos entornos eran costosos.

lunes, 22 de junio de 2015

Elementos del programa Educación y formación (II)

Algunos temas frecuentes son: abandono del tabaco, trata- miento del estrés, abuso del alcohol y de las drogas, nutrición y control del peso, vacunaciones, consejos para los viajes y enfer- medades de transmisión sexual. Suele hacerse hincapié en el control de los factores de riesgo para las enfermedades cardio- vasculares y coronarias, como la hipertensión y los perfiles anor- males de lípidos en sangre. Otros temas frecuentes son el cáncer, la diabetes, las alergias, la autoasistencia para dolencias comunes de escasa importancia y la seguridad doméstica y vial.
Algunos temas se prestan a una demostración y participación activas, como los cursos de reanimación cardiopulmonar o de primeros auxilios, los ejercicios para prevenir dolores de espalda y tensiones repetitivas, los ejercicios de relajación y el aprendizaje de técnicas de autodefensa, que suelen ser de enorme interés para las mujeres.
Finalmente, “las ferias de salud” periódicas, con demostra- ciones de las agencias locales de salud voluntarias y casetas en las que se realizan reconocimientos a todo el que lo solicita, constituyen una forma popular de generar entusiasmo e interés.

domingo, 21 de junio de 2015

Elementos del programa Educación y formación (I)

El objetivo en este caso es informar y motivar a los trabajadores y a las personas a su cargo para que elijan y mantengan unas formas de vida sanas. La intención es capacitarles para que puedan cambiar sus hábitos relacionados con la salud y disfrutar de una vida más larga, sana, divertida y productiva.
Pueden utilizarse distintas técnicas de comunicación y estilos de presentación. Cuando existen restricciones presupuestarias, es muy útil preparar una serie de folletos atractivos y de fácil lectura y ofrecerlos en las salas de espera, distribuirlos a través del correo interno de la empresa o enviarlos por correo a los domicilios de los trabajadores. Son quizá más útiles cuando se entregan a los trabajadores al mismo tiempo que se comenta un determinado problema de salud. El director médico o la persona que dirige el programa de prevención debe hacer un gran esfuerzo para asegurar que su contenido sea pertinente y rele- vante y que se presente con un lenguaje y unos términos que comprendan los trabajadores (a veces se necesitan ediciones dife- rentes para distintas cohortes de una plantilla diversa).
Asimismo, pueden organizarse presentaciones en el lugar de trabajo realizadas por un miembro del servicio de salud laboral o por ponentes invitados, sobre temas de salud de interés. Las reuniones a la hora del almuerzo (a las que los trabajadores se llevan comida de su casa y comen mientras escuchan) son un mecanismo popular para celebrar este tipo de encuentros sin interferir en los horarios de trabajo. Los pequeños grupos interactivos dirigidos por un profesional sanitario bien informado son especialmente adecuados para trabajadores que comparten un determinado problema de salud; la presión de los compañeros suele constituir una fuerte motivación para seguir las recomendaciones sobre salud. Los consejos individuales son, por supuesto, excelentes, pero exigen mucho trabajo y deberían reservarse sólo a situaciones especiales. No obstante, siempre debe permitirse el acceso a una fuente de información fiable para responder a las preguntas de los trabajadores.

sábado, 20 de junio de 2015

Mortalidad

Se ha observado que los mineros como grupo presentan un mayor riesgo de morir a consecuencia de enfermedades respirato- rias no malignas, y hay ciertas pruebas que indican que la morta- lidad entre los mineros con NMC está en cierta medida aumentada respecto a la de los mineros de edades similares que no padecen esta enfermedad. Sin embargo, el efecto es inferior al observado en los mineros con FMP (véase más adelante).

viernes, 19 de junio de 2015

Vigilancia y epidemiología (II)

En diversos estudios se ha demostrado una relación entre expo- sición-respuesta para la prevalencia o la incidencia de NMC y la exposición al polvo. Estos estudios han demostrado que la variable significativa primaria de exposición al polvo es la exposi- ción al polvo de mina mixto. Estudios intensivos realizados por investigadores británicos no han podido revelar ninguna influencia importante de la exposición al sílice, siempre que el porcentaje de éste fuera inferior a aproximadamente el 5 %. El rango de carbón (porcentaje de carbón) es otro factor pronóstico importante del desarrollo de NMC. Estudios realizados en Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y otros países, han proporcionado claras indicaciones de que la prevalencia y la inci- dencia de NMC aumentan de forma marcada con el rango de carbón, y que son sustancialmente mayores en los lugares en los que se extrae antracita (rango elevado). No se han encontrado otras variables medioambientales que ejerzan efectos importantes sobre el desarrollo de NMC. La edad del minero parece tener cierta influencia sobre el desarrollo de la enfermedad, dado que los mineros de más edad parecen tener mayor riesgo. Sin embargo, no queda totalmente claro si esto implica que los mineros de más edad son más susceptibles, si se trata de un efecto del tiempo de permanencia o si es simplemente un artefacto (el efecto de la edad podría reflejar, por ejemplo, una infravaloración de los cálculos de exposición para los mineros de más edad). El consumo de tabaco no parece aumentar el riesgo de desarrollar NMC. Investigaciones en las que se hizo un seguimiento de los mineros mediante radiografías de tórax cada cinco años demues- tran que el riesgo de desarrollar FMP a lo largo de cinco años está claramente relacionado con la categoría de NMC, basada en la radiografía de tórax inicial. Debido a que el riesgo en la categoría 2 es mucho mayor que el de la categoría 1, en el pasado existía el criterio convencional de que debía evitarse que los mineros alcan- zaran la categoría 2 siempre que fuera posible. Sin embargo, en la mayoría de las minas hay habitualmente muchos más mineros con NMC de categoría 1 que de categoría 2. Así, el menor riesgo de la categoría 1 en comparación con la categoría 2 se contra- rresta en cierta medida por el mayor número de mineros que pertenecen a la categoría 1. En función de estos datos, ha quedado claro que deben prevenirse todos los tipos de neumoconiosis.

jueves, 18 de junio de 2015

Vigilancia y epidemiología (I)

La prevalencia de NMC entre los mineros subterráneos varía según el tipo de trabajo, la ocupación y la edad. Un estudio reciente en mineros del carbón de Estados Unidos reveló que, desde 1970 hasta 1972, del 25 al 40 % de los mineros activos tenían opacidades redondeadas pequeñas de categoría 1 o supe- rior después de 30 años o más de trabajo en las minas. Esta prevalencia refleja la exposición a niveles de 6 mg/m3 o más de polvo respirable entre los trabajadores del frente de extracción de carbón antes de ese momento. La introducción de un límite de polvo de 3 mg/m3 en 1969, con una reducción a 2 mg/m3 en 1972, ha reducido la prevalencia de esta enfermedad a la mitad aproximadamente de las cifras previas. Se han observado en otros lugares reducciones en relación con el control del polvo, por ejemplo, en el Reino Unido y en Australia. Por desgracia, estos logros se han visto contrarrestados por aumentos temporales de la prevalencia en otros lugares.

miércoles, 17 de junio de 2015

Mecanismos de la enfermedad

El desarrollo del cambio más precoz de la NMC, la mácula de polvo, representa los efectos del depósito y acumulación de polvo. La fase subsiguiente, es decir, el desarrollo de nódulos, se produce por la reacción inflamatoria y fibrótica al polvo. En este sentido, se han discutido durante mucho tiempo los papeles de los polvos con y sin sílice. Por un lado, se sabe que el polvo de sílice es consi- derablemente más tóxico que el polvo de carbón. Sin embargo, por otro lado, los estudios epidemiológicos han demostrado que no hay datos sustanciales que impliquen la exposición al sílice en la prevalencia o la incidencia de la NMC. De hecho, parece que casi existe una relación inversa, en el sentido de que los niveles de enfermedad tienden a estar elevados cuando los niveles de sílice son menores (p.ej., en áreas en las que se extrae antracita). Recientemente, se ha llegado a entender en cierta medida esta paradoja gracias a estudios de las características de las partículas.

Estos estudios indican que no sólo la cantidad de sílice presente en el polvo (determinada convencionalmente mediante espectro- metría por infrarrojos o difracción de rayos X) puede estar rela- cionada con la toxicidad, sino también la biodisponibilidad de la superficie de las partículas de sílice. Por ejemplo, el revestimiento (oclusión) con arcilla puede desempeñar un papel modificador importante. Otro factor importante en investigación en la actua- lidad hace referencia a los cambios de superficie en forma de radicales libres y los efectos de los polvos que contienen sílice “recién fracturado” frente a sílice “envejecido”.

martes, 16 de junio de 2015

Aspectos clínicos

El desarrollo de NMC, aunque es un marcador de excesiva reten- ción pulmonar de polvo, en sí misma a menudo no se acompaña de ningún signo clínico manifiesto. Sin embargo, no debe consi- derarse que esto implica que la inhalación de polvo de las minas de carbón carece de riesgos, ya que es bien sabido en la actua- lidad que la exposición al polvo puede originar otras enferme- dades pulmonares. La hipertensión pulmonar se observa con mayor frecuencia en mineros que desarrollan una obstrucción al flujo aéreo asociada a la NMC. Además, una vez que se ha desa- rrollado la NMC, suele progresar a menos que se interrumpa la exposición, y también a partir de entonces. Asimismo, aumenta el riesgo del minero de desarrollar FMP de mal pronóstico clínico con probabilidad de deterioro, discapacidad y muerte prematura subsiguientes.