domingo, 30 de agosto de 2009

Primeros auxilios en el contexto de la organización general de la salud y la seguridad

La prestación de primeros auxilios debe tener siempre una relación directa con la organización general de la salud y la segu- ridad, ya que los primeros auxilios propiamente dichos no solucionan nada más que una pequeña parte de la asistencia total de los trabajadores. Los primeros auxilios son una parte de la asistencia sanitaria total de los trabajadores. En la práctica, su aplicación dependerá en gran medida de las personas presentes en el momento del accidente, ya sean compañeros de trabajo o personal médico con formación normalizada. Esta intervención inmediata debe completarse con una asistencia médica especiali- zada cuando sea necesario.

En el artículo 5 del Convenio sobre los servicios de salud en el trabajo, de la OIT (nº 161), así como en la Recomendación del mismo nombre, se incluyen los primeros auxilios y la atención de urgencia en los casos de accidente e indisposición de los trabajadores en el lugar de trabajo como parte importante de las funciones de los servicios de salud en el trabajo. Ambos instru- mentos, adoptados en 1985, regulan el desarrollo progresivo de servicios de salud en el trabajo dirigidos a todos los trabajadores. Todo programa global sobre salud y seguridad en el trabajo debe incluir primeros auxilios, ya que contribuyen a reducir al mínimo las consecuencias de los accidentes y son, por tanto, uno de los componentes de la prevención terciaria. Existe un nexo de unión entre la identificación de los peligros profesionales, su prevención, los primeros auxilios, el tratamiento de urgencia, la asistencia médica adicional y el tratamiento especializado para la reintegración y la readaptación al trabajo. Los profesionales de la salud en el trabajo pueden desempeñar importantes funciones en este ámbito.
No es infrecuente que se produzcan varios incidentes pequeños o accidentes menores antes de que tenga lugar un accidente grave. Los accidentes que sólo requieren primeros auxilios constituyen una señal que deben atender y utilizar los profesionales de la salud y la seguridad en el trabajo para dirigir y promover medidas preventivas.

sábado, 29 de agosto de 2009

Importancia de los primeros auxilios

En los casos de parada cardíaca por fibrilación ventricular, la desfibrilación realizada durante los cuatro primeros minutos logra unas tasas de supervivencia del 40 al 50 %, en comparación con valores inferiores al 5 % si se administra más tarde. Quinientas mil personas mueren de parada cardíaca cada año sólo en Estados Unidos. En cuanto a las lesiones químicas oculares, el lavado inmediato con agua puede salvar la vista. En las lesiones de la médula espinal, la inmovilización correcta puede establecer la diferencia entre la recuperación completa y la parálisis. En las hemorragias, la simple aplicación de la punta de un dedo sobre un vaso sangrante puede detener una hemorragia potencialmente mortal.
Con frecuencia, ni siquiera la asistencia médica más avanzada puede reparar los efectos de unos primeros auxilios inadecuados.

viernes, 28 de agosto de 2009

PRIMEROS AUXILIOS

Los primeros auxilios son la asistencia inmediata que se presta a las víctimas de accidentes antes de la llegada de personal médico especializado. Su objetivo es detener y, si es posible, revertir el daño ocasionado. Consisten en una serie de medidas rápidas y sencillas, como liberar la vía aérea, aplicar presión sobre las heridas sangrantes o lavar las quemaduras químicas situadas en los ojos o en la piel.
Los factores principales que definen los servicios de primeros auxilios de un lugar de trabajo son los riesgos específicos de la actividad y la disponibilidad de asistencia médica definitiva. Evidentemente, la asistencia que requiere una lesión causada por una sierra de gran potencia es radicalmente diferente de la que requiere la producida por la inhalación de un producto químico.
Desde la perspectiva de los primeros auxilios, una herida grave en el muslo que se produce cerca de un hospital dotado de servicio quirúrgico requiere poco más que un transporte adecuado; si la misma lesión se produce en una zona rural situada a ocho horas del servicio médico más cercano, los primeros auxilios incluirían, entre otras cosas, el desbridamiento, la ligadura de los vasos sangrantes y la administración de inmunoglobulina antitetánica y antibióticos.
El concepto de primeros auxilios es flexible, no sólo en cuanto
a qué debe hacerse (durante cuánto tiempo, con qué grado de complejidad), sino también por lo que respecta a quién debe hacerlo. Aunque es necesario actuar con mucho cuidado, todo trabajador puede conocer las cinco o diez reglas fundamentales sobre lo que se debe y no se debe hacer en materia de primeros auxilios. En algunas situaciones, la acción inmediata puede salvar la vida, un miembro o la vista. Los compañeros de trabajo de las víctimas no deben quedarse paralizados mientras esperan la llegada de personal especializado. Por otra parte, la lista de las “diez medidas fundamentales” será diferente en cada lugar de trabajo y deberá acompañarse de la formación correspondiente.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Sistema nervioso central

Se han utilizado pruebas neuropsicológicas para documentar la reducción del rendimiento en pruebas normalizadas tanto en función de la exposición controlada (Mølhave, Bach y Pederson
1986) como de la presencia de síntomas (Middaugh, Pinney y Linz 1982).

martes, 25 de agosto de 2009

Epidemiología: Nariz

Para explicar los síntomas nasales se han propuesto mecanismos alérgicos e irritantes. Como pruebas que se han empleado con éxito cabe destacar la obtención de muestras nasales con torundas de algodón (eosinófilos), el lavado o la biopsia nasal, la rinometría acústica (volumen nasal), la rinomanometría anterior y posterior (pletismografía) y las mediciones de la hiperreactividad nasal.

lunes, 24 de agosto de 2009

Epidemiología: Ojos

Para explicar los síntomas oculares se han propuesto mecanismos alérgicos e irritantes. La disminución del tiempo de rotura de la película lagrimal (una medida de la inestabilidad de la película lagrimal) se asocia a un aumento de los niveles de síntomas. También se han empleado la medición del “espesor de la espuma grasa” y la fotografía para documentar el eritema ocular. Algunos autores atribuyen los síntomas oculares, al menos en parte, a una mayor sensibilidad individual, medida por estos factores. Por otra parte, se ha demostrado que los trabajadores de oficinas con síntomas oculares parpadean menos cuando trabajan con moni- tores de vídeo.

sábado, 22 de agosto de 2009

Causas de las enfermedades profesionales de la piel: Agentes mecánicos

La fricción, la presión y otras formas de traumatismos más intensos pueden inducir cambios que varían entre la formación de callos y vesículas y la provocación de miositis, tenosinovitis, lesiones óseas, lesiones nerviosas, laceraciones, desgarros tisulares o abrasiones. Las laceraciones, las abrasiones, los desgarros tisulares y la formación de vesículas favorecen la aparición de infecciones bacterianas secundarias o, con menos frecuencia, fúngicas. Casi todo el mundo se expone todos los días a una o más formas de traumatismos mecánicos leves o moderados. Sin embargo, las personas que utilizan remachadoras, cortadoras, taladradoras o martillos neumáticos son las que presentan más riesgo de sufrir lesiones neurovasculares, de partes blandas, fibrosas u óseas en las manos y los antebrazos, debido a los traumatismos repetitivos de la herramienta. El uso de máquinas productoras de vibraciones que operan en ciertos intervalos de frecuencia puede provocar espasmos dolorosos en los dedos de la mano que las sostiene. El cambio de puesto de trabajo, si es posible, alivia los síntomas. Los equipos modernos están diseñados para reducir la vibración y eliminar así los problemas.

viernes, 21 de agosto de 2009

Causas de las enfermedades profesionales de la piel

El número de materiales o productos que causan enfermedades cutáneas profesionales es ilimitado. En la actualidad, se clasifican en las categorías de agentes mecánicos, físicos, biológicos y químicos, y su número aumenta de año en año.

jueves, 20 de agosto de 2009

Fisiopatología o mecanismos de las enfermedades profesionales de la piel

Los mecanismos por los que actúan los irritantes primarios sólo se conocen de forma parcial, por ejemplo, los gases irritantes o productores de vesículas (mostaza nitrogenada o bromometano y lewisita, etc) interfieren con ciertas enzimas y, por tanto, bloquean fases selectivas en el metabolismo de los hidratos de carbono, las grasas y las proteínas. No se conoce con exactitud por qué y cómo se producen las vesículas, pero las observaciones sobre la forma en que los agentes químicos reaccionan fuera del organismo aportan algunas ideas sobre los posibles mecanismos biológicos.
En resumen, como los álcalis reaccionan con los ácidos, los lípidos o las proteínas, se supone que también reaccionan con los lípidos y las proteínas de la piel. De este modo, los lípidos de la superficie cutánea se modifican y se altera la estructura de la queratina. Los disolventes orgánicos e inorgánicos disuelven las grasas y las sustancias oleosas y tienen el mismo efecto sobre los lípidos cutáneos. No obstante, además, parece que los disolventes extraen alguna sustancia o modifican la piel de forma que la capa de queratina se deshidrata, con lo que la barrera defensiva de la piel deja de estar intacta. La agresión continuada da lugar a una reacción inflamatoria que puede originar una dermatitis de contacto.
Algunos agentes químicos se combinan rápidamente con el agua de la piel o de la superficie de la piel y provocan una reac- ción química intensa. Los compuestos de calcio, como el óxido de calcio y el cloruro cálcico, producen su efecto irritante de esta forma.
Algunas sustancias como la brea de alquitrán de hulla, la creosota, el petróleo sin refinar y ciertos hidrocarburos clorados aromáticos, en combinación con la exposición a la luz solar, estimulan a las células productoras de pigmentos y la sobreproduc- ción provoca una hiperpigmentación. La dermatitis aguda también puede provocar hiperpigmentación tras la curación. Por otro lado, las quemaduras, los traumatismos mecánicos, la dermatitis de contacto crónica y el contacto con éter de monobencilo de hidroquinona o con ciertas sustancias fenólicas pueden inducir una hipo o despigmentación cutánea.
El trióxido de arsenio, la brea de alquitrán de hulla, la luz solar y la radiación ionizante, entre otros agentes, pueden lesionar las células de la piel de forma que el crecimiento celular anormal origina un cambio canceroso en la piel expuesta.
A diferencia de lo que sucede con la irritación primaria, la sensibilización alérgica se produce como consecuencia de una alteración específicamente adquirida de la capacidad de reacción, inducida por la activación de las células T. Durante varios años se admitía que la dermatitis de contacto eccematosa alérgica representaba aproximadamente el 20 % de todas las derma- tosis profesionales. Probablemente, esta cifra sea demasiado conservadora si se tiene en cuenta la continua introducción de agentes químicos nuevos, muchos de los cuales se ha demostrado que causan dermatitis de contacto alérgica.

martes, 18 de agosto de 2009

TRASTORNOS AUDITIVOS - PROVOCADOS POR AGENTES FISICOS: Infrasonidos y ultrasonidos

La energía acústica de este origen no es audible para el ser humano. Todas las fuentes habituales de ultra- sonidos, por ejemplo, los motores a reacción, las fresas dentales de alta velocidad y los limpiadores y mezcladores ultrasónicos, emiten sonidos audibles, por lo que los efectos de los ultrasonidos en los sujetos expuestos no pueden diferenciarse con facilidad. Se cree que por debajo de 120 dB son inocuos y no es probable que causen pérdida auditiva inducida por el ruido. De la misma forma, el ruido de baja frecuencia es relativamente seguro, aunque si la intensidad es elevada (119-144 dB) puede producirse una pérdida de audición.

lunes, 17 de agosto de 2009

TRASTORNOS AUDITIVOS - PROVOCADOS POR AGENTES FISICOS: Vibración.

La exposición simultánea a la vibración y al ruido (continuo o por impacto) no aumenta el riesgo ni la gravedad de la pérdida auditiva neurosensorial; sin embargo, la frecuencia de su aparición parece aumentar en los trabajadores con el síndrome de vibración de la mano-brazo (SVMB). Se cree que la circulación coclear se afecta por un espasmo simpático reflejo, durante los episodios de vasoespasmo que sufren estos trabajadores (fenómeno de Raynaud) en los dedos de las manos y de los pies.

domingo, 16 de agosto de 2009

TRASTORNOS AUDITIVOS - PROVOCADOS POR AGENTES FISICOS: Barotrauma

Debido a su posición en el cráneo, el sistema auditivo está en general bien protegido contra las lesiones físicas externas. Sinembargo, existen varios peligros físicos en el lugar de trabajo que pueden afectarlo:

Barotrauma. La variación súbita de la presión barométrica (por descenso o ascenso subacuático rápido o por el descenso súbito en un medio de transporte aéreo) asociada al funcionamiento inadecuado de la trompa de Eustaquio (fallo en la compensación de la presión) puede provocar la rotura de la membrana timpánica, lo que causa dolor y hemorragia en el oído medio y externo. En los casos menos graves, la distensión de la membrana provoca dolor leve o intenso. Se producirá una pérdida auditiva temporal (pérdida de conducción) aunque, en general, el traumatismo tiene un curso benigno y la recuperación funcional es completa.

viernes, 14 de agosto de 2009

Fiebre por vapores de metal

La fiebre por vapores de metal (FVM) es otra enfermedad seudogripal autolimitada que se desarrolla tras una exposición por inhalación, en este caso a vapores de metal. Este síndrome se produce con mayor frecuencia tras la inhalación de óxido de zinc, como sucede en las fundiciones de latón, y en el fundido o solda- dura de metal galvanizado. Los óxidos de cobre y hierro también provocan FVM, y en ocasiones se han visto implicados los vapores de aluminio, arsénico, cadmio, mercurio, cobalto, cromo, plata, manganeso, selenio y estaño (Rose 1992). Los trabajadores desarrollan taquifilaxia; es decir, los síntomas sólo aparecen cuando la exposición tiene lugar después de varios días en ausencia de la misma, no en situación de exposiciones regulares repetidas. La Occupational Safety and Health Administration
(OSHA) ha establecido un TLV de ocho horas de 5 mg/m3 para el óxido de zinc, pero se han provocado síntomas de forma experimental tras una exposición de dos horas a esta concentración (Gordon y cols. 1992).
La patogenia de la FVM sigue sin conocerse con exactitud. El inicio reproducible de los síntomas con independencia del sujeto expuesto es un argumento en contra de una sensibilización inmunitaria o alérgica específica. La falta de síntomas asociados
a la liberación de histamina (rubor, prurito, sibilancias, habones) también va en contra de la probabilidad de que participe un mecanismo alérgico. Paul Blanc y colaboradores han desarrollado un modelo que implica a la liberación de citoquinas (Blanc y cols. 1991; Blanc y cols.1993). Estos autores midieron los niveles de factor de necrosis tumoral (TNF), y de las interleuquinas IL-1, IL-4, IL-6 e IL-8 en el líquido de lavado de los pulmones de 23 voluntarios que habían sido expuestos de forma experimental a vapores de óxido de zinc (Blanc y cols.
1993). Los voluntarios desarrollaron niveles elevados de TNF en el lavado broncoalveolar (BAL) a las 3 horas de la exposición. Veinte horas después se observaron niveles elevados en el líquido de BAL de IL-8 (un potente atrayente de neutrófilos) y una marcada alveolitis neutrófila. Se ha comprobado que los monocitos de cultivos expuestos al zinc liberan TNF, una citoquina capaz de causar fiebre y de estimular a las células inmunitarias (Scuderi 1990). En concordancia, la presencia de niveles aumentados de TNF en el pulmón es responsable de la aparición de los síntomas observados en la FVM. Se sabe que el TNF estimula la liberación de IL-6 y de IL-8, en un período de tiempo que se correlacionaba con los niveles máximos de citoquinas en el líquido de BAL de estos voluntarios. El reclutamiento de estas citoquinas puede ser responsable de la alveolitis neutrofílica resultante y de los síntomas seudogripales que caracterizan la FVM. El por qué la alveolitis remite con tal rapidez sigue siendo un misterio.
Los síntomas comienzan entre 3 y 10 horas después de la exposición. Inicialmente puede haber un sabor metálico dulce en la boca, asociado a tos seca y disnea progresivas. A menudo el trabajador desarrolla fiebre y escalofríos y se siente enfermo. La exploración física no presenta por lo demás ningún dato destacable. La evaluación de laboratorio muestra la existencia de leucocitosis; la radiografía de tórax es normal. Los estudios de función pulmonar pueden mostrar una leve reducción del FEF25-75 y de los niveles de DLCO (Nemery 1990; Rose 1992). Con una buena historia el diagnóstico se establece fácilmente
y puede tratarse de forma sintomática al trabajador con antipiréticos. Los síntomas y las anomalías clínicas se resuelven en 24 a 48 horas. Si no es así debe considerarse la posibilidad de que los síntomas tengan una etiología vírica o bacteriana. En casos de exposición extrema, o de exposición relacionada con conta- minación por toxinas como el cloruro de zinc, cadmio o mercurio, la FVM puede ser el presagio de una neumonitis química clínica que evolucionará a lo largo de los 2 días siguientes (Blount 1990). Tales casos pueden mostrar infiltrados difusos en la radiografía de tórax y signos de edema pulmonar e insuficiencia respiratoria. Aunque esta posibilidad debe considerarse en la evaluación inicial de un paciente expuesto, este curso fulminante es poco frecuente y no es característico de la FVM no complicada.
La FVM no requiere una sensibilidad especial del sujeto afectado a los vapores de metal; más bien indica la existencia de un control ambiental insuficiente. Debe abordarse el problema de la exposición con el fin de evitar la recurrencia de los síntomas. Aunque se considera un síndrome benigno, los efectos a largo plazo de los ataques repetidos de FVM no se ha investigado de forma suficiente.

jueves, 13 de agosto de 2009

Síndrome del polvo orgánico tóxico

El término síndrome del polvo orgánico tóxico (SPOT) es un concepto amplio que hace referencia a los síntomas seudogripales autolimi- tados que aparecen tras una exposición importante a polvos orgánicos. Este síndrome engloba una amplia gama de enfermedades febriles agudas cuyos nombres derivan de las tareas específicas que conducen a la exposición al polvo. Los síntomas aparecen exclusivamente tras la exposición masiva a un polvo orgánico, y la mayoría de los individuos expuestos desarrollará el síndrome.

El síndrome del polvo orgánico tóxico recibió anteriormente el nombre de micotoxicosis pulmonar, debido a la supuesta acción etiológica de las esporas de mohos y actinomicetos. En algunos pacientes es posible cultivar especies de Aspergillus, Penicillium, y actinomicetos mesófilos y termófilos (Emmanuel, Marx y Ault 1975; Emmanuel, Marx y Ault 1989). Más recientemente, se ha propuesto que las endotoxinas bacterianas desempeñan un papel al menos tan importante. Se ha provocado experimentalmente el síndrome mediante la inhalación de la endotoxina derivada de Enterobacter agglomerans, un componente principal del polvo orgá- nico (Rylander, Bake y Fischer 1989). Se han determinado los niveles de endotoxina en el medio ambiente de las granjas, y los niveles oscilaron entre 0,01 a 100 g/m3. En muchas muestras el nivel fue superior al 0,2 g/m3, que es el nivel al que se sabe aparecen efectos clínicos (May, Stallones y Darrow 1989). Se especula acerca de la posibilidad de que las citoquinas, como la IL-1, puedan mediar en los efectos sistémicos, a la vista de lo que ya se conoce sobre la liberación de IL-1 de los macrófagos alveolares en presencia de endotoxinas (Richerson 1990). No es probable que participe un mecanismo alérgico, puesto que no se requiere la sensibilización previa y dado que es necesaria una exposición elevada al polvo.
Desde el punto de vista clínico el paciente suele presentar síntomas entre 2 y 8 horas después de la exposición a grano, heno, lino, cáñamo o astillas de madera (todos ellos habitualmente mohosos), o tras la manipulación de cerdos (Do Pico 1992). Los síntomas a menudo comienzan con irritación ocular y de mucosas asociada a tos seca, que evolucionan a fiebre, malestar, opresión torácica, mialgias y cefalea. El paciente tiene aspecto de enfermo, pero por lo demás la exploración física es normal. Con frecuencia hay leucocitosis, que puede llegar hasta los 25.000 leucocitos/mm3. La radiografía de tórax casi siempre es normal. La espirometría puede poner de manifiesto un defecto obstructivo moderado. En los casos en que se realizó fibrobroncoscopia y se realizaron lavados bronquiales se encontró una elevación de los leucocitos en el líquido de lavado. El porcentaje de neutrófilos era significativamente superior al normal (Emmanuel, Marx y Ault 1989; Lecours, Laviolette y Cormier 1986). La broncoscopia realizada 1 a 4 semanas después del acontecimiento muestra una celularidad elevada persistente, de predominio linfocitario.
En función de la naturaleza de la exposición, el diagnóstico diferencial puede incluir la exposición a gases tóxicos (como dióxido de nitrógeno o amoníaco), en particular si el episodio tuvo lugar en un silo. Debe considerarse la neumonitis por hipersensibilidad, en particular si hay anomalías significativas en la radiografía de tórax o en las pruebas de función pulmonar. Es importante diferenciar la neumonitis por hipersensibilidad (NH) del SPOT: la NH requerirá una evitación estricta de la exposición y tiene peor pronóstico, mientras que el SPOT tiene un curso benigno y autolimitado. El SPOT se diferencia también de la NH en que ocurre con mayor frecuencia, requiere niveles más elevados de exposición al polvo, no provoca la liberación de anticuerpos precipitantes del suero y no origina (inicialmente) la alveolitis linfocitaria que es característica de la NH.
El tratamiento consiste en la administración de antipiréticos. No se ha aconsejado el empleo de esteroides, dada la naturaleza autolimitada de esta enfermedad. Se debe instruir a los pacientes acerca de la necesidad de evitar la exposición masiva. El efecto a largo plazo de los cuadros repetidos se cree que es insignificante. No obstante, este aspecto no se ha estudiado de forma suficiente.

miércoles, 12 de agosto de 2009

Fiebres por inhalación

Ciertas exposiciones por inhalación que tienen lugar en diferentes entornos profesionales pueden conducir a enfermedades debili- tantes seudogripales de unas horas de duración. Tales trastornos se denominan colectivamente fiebres por inhalación. A pesar de la gravedad de lo síntomas, la toxicidad parece ser autolimitada en la mayoría de los casos, y hay pocos datos que sugieran la exis- tencia de secuelas a largo plazo. La exposición masiva a compuestos desencadenantes es capaz de causar una reacción más grave con neumonitis y edema de pulmón; estos casos infrecuentes se consideran más complicados que la simple fiebre por inhalación.

Las fiebres por inhalación tienen en común la característica de la inespecificidad: el síndrome puede aparecer en prácticamente cualquier persona, dada una exposición suficiente al agente desencadenante. No es necesaria la sensibilización, como tampoco lo es la exposición previa. Algunos de estos síndromes muestran el fenómeno de la tolerancia; es decir, con la exposición regular repetida los síntomas no aparecen. Se cree que este efecto está relacionado con un aumento de la actividad de los mecanismos de aclaramiento, aunque no se ha estudiado lo suficiente.

lunes, 10 de agosto de 2009

Disolventes

Los disolventes son un grupo de líquidos volátiles o semivolátiles utilizados sobre todo para disolver otras sustancias. Puede producirse exposición a disolventes en operaciones de fabricación, como la exposición al hexano durante la destilación de derivados del petróleo. En casi todas las personas, la exposición a los disol- ventes se produce en el acto de utilizarlos en el trabajo o en casa. Son aplicaciones industriales comunes la limpieza en seco, el desengrasado, la aplicación y eliminación de pinturas y los trabajos de impresión. En el hogar, el contacto directo con disolventes puede ocurrir al utilizar productos como limpiametales, compuestos de limpieza en seco, diluyentes de pintura y pulverizadores.
Las principales vías de exposición a disolventes, tanto para adultos como para niños lactantes, son la absorción respiratoria y dérmica. La ingestión con la leche materna es un medio de exposición neonatal a los disolventes derivado del trabajo de los padres. Como la semivida de casi todos los disolventes es corta, también lo es su duración en la leche materna. Sin embargo, después de la exposición de la madre, algunos disolventes permanecen en la leche durante cierto tiempo (al menos su semivida); en ella se han detectado tetracloroetileno, disulfuro de carbono y halotano (un anestésico). Un estudio detallado de la exposición potencial del lactante al tetracloroetileno (TCE) ha concluido que las concentraciones presentes en la leche materna pueden superar fácilmente las recomendaciones de riesgo para la salud (Schreiber 1993). El exceso de riesgo era máximo para lactantes cuyas madres podían quedar expuestas en el lugar de trabajo (58 a 600 por millón de personas). En cuanto a las exposiciones máximas de carácter no profesional, se estimó que había
36 a 220 por 10 millones de personas sujetas a riesgo excesivo; estas exposiciones pueden darse en hogares situados inmediata mente encima de locales de limpieza en seco. Se estimó también que las concentraciones lácteas de TCE volverían a valores “normales” (anteriores a la exposición) entre cuatro y ocho semanas después de la interrupción de ésta.
El lactante puede verse sometido en el hogar a exposiciones de origen no profesional cuando se usan disolventes o productos con disolventes. La atmósfera de los ambientes interiores arroja concentraciones muy bajas, pero siempre detectables, de disol- ventes, como el tetracloroetileno. También el agua puede contener compuestos orgánicos volátiles del mismo tipo.

domingo, 9 de agosto de 2009

Plaguicidas y compuestos químicos afines: Bifenilos policlorados

Los bifenilos policlorados se utilizaron desde mediados del decenio de 1940 hasta finales del de 1970 como líquidos aislantes en la fabricación de condensadores y transformadores eléctricos. Todavía quedan en el medio residuos de la contaminación, debida sobre todo a eliminación incorrecta y vertidos acciden- tales. Los equipos que siguen en uso o que se guardan en alma- cenes continúan siendo una fuente potencial de contaminación. Se ha documentado el caso de un niño con concentraciones detectables de PCB en sangre después de quedar expuesto a este producto por jugar con unos condensadores (Wolff y Schecter
1991). También se ha documentado la exposición de la esposa de un trabajador expuesto (Fishbein y Wolff 1987).
En dos estudios de exposición ambiental, se asoció la exposición pre y postnatal a PCB con efectos ligeros, pero apreciables, en niños. En un estudio se detectó un ligero deterioro del desa- rrollo motor entre niños cuyas madres presentaban concentraciones de PCB en la leche postnatal inmediata situados en el percentil 95 del grupo de estudio (Rogan y cols. 1986). En el otro, se apreciaron deficiencias sensoriales (además de menor tamaño gestacional) entre niños con concentraciones en sangre situadas aproximadamente entre el 25 % superior (Jacobson y cols. 1985; Fein y cols. 1984). Estos niveles de exposición se encontraban en el intervalo superior de los estudios (por encima de 3 ppm en la leche materna (base grasa) y por encima de
3 ng/ml en la sangre de los niños), pero, con todo, no son excesivamente altos. Las exposiciones industriales comunes determinan concentraciones entre 10 y 100 veces superiores (Wolff
1985). En ambos estudios, los efectos se atribuyeron a exposición prenatal. En cualquier caso, estos estudios deben servir como advertencia frente a la exposición indebida de neonatos a estos compuestos, tanto antes como después del nacimiento.

sábado, 8 de agosto de 2009

Plaguicidas y compuestos químicos afines: Lindano

El lindano es el isómero  y el principio activo del hexacloruro de benceno (BHC) de calidad técnica. El BHC, también llamado hexaclorociclohexano (HCH) contiene un 40-90 % de isómeros ,  y . Este insecticida organoclorado se ha utilizado como plaguicida agrícola y no agrícola en todo el mundo desde 1949. Las exposiciones industriales pueden producirse durante la fabricación, la formulación y la aplicación. En forma de cremas, lociones y champús, el lindano se usa también en farmacia para tratar la sarna y combatir los piojos. Como estas parasitosis afectan habitualmente a lactantes y niños pequeños, el trata- miento médico puede provocar la absorción de BHC a través de la piel. La exposición neonatal puede ocurrir también por inhalación de vapor o polvo transportado al hogar por uno de los padres o suspendido en el aire después de una aplicación doméstica del compuesto. La ingesta es otra posible vía de exposición para el lactante, ya que el BHC se ha detectado en la leche materna, en los productos lácteos y en otros alimentos, al igual que muchos insecticidas organoclorados. La exposición por medio de la leche materna tuvo más importancia en Estados Unidos antes de la prohibición de la producción comercial de lindano. Según la IARC (Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer 1987), es posible que el hexaclorociclohexano sea cancerígeno para el hombre. Sin embargo, las pruebas de influencia adversa en la salud infantil se han materializado sobre todo en efectos sobre los sistemas neurológico y hematopoyético.
Se ha descrito un caso de exposición doméstica al lindano que afectó a la esposa de un formulador de plaguicidas, y que demuestra el potencial para exposiciones neonatales por igual conducto. La mujer presentaba 5 ng/ml de -BHC en sangre, concentración inferior a la de su esposo (Tabla 9.10) (Starr y cols. 1974). Probablemente, el -BHC entró en casa adherido a la ropa y el cuerpo del trabajador. Las concentraciones de -BHC en la mujer y en su cónyuge eran superiores a las docu- mentadas en niños tratados con lociones que contenían entre un 0,3 y un 1,0 % de BHC.
El BHC se encuentra en la leche materna sobre todo en forma de isómero  (Smith 1991). La semivida del isómero  en el cuerpo humano es de aproximadamente 1 día, mientras que el isómero  se acumula.
La absorción dérmica de lindano a partir de productos farmacéuticos depende de la cantidad aplicada a la piel y de la duración de la exposición. Los lactantes y los niños pequeños parecen más sensibles a los efectos tóxicos del lindano que los adultos (Clement International Corporation 1992). Una causa puede ser que la absorción dérmica se ve favorecida por la mayor permeabilidad de la piel infantil y la elevada relación superficie-volumen. En el recién nacido, las concentraciones elevadas pueden mantenerse durante más tiempo, porque el metabolismo del BHC es menos eficaz en lactantes y niños pequeños. Además, la exposición del recién nacido puede aumentar si éste lame o chupa superficies tratadas (Kramer y cols. 1990). Una ducha o un baño con agua caliente antes de la aplicación de productos medicinales pueden favorecer la absor- ción dérmica y, por tanto, acentuar la toxicidad.
En varios casos de intoxicación accidental con lindano se han descrito efectos claramente tóxicos, algunos en niños pequeños. En uno de ellos, un niño de dos meses murió después de varias exposiciones a una loción de lindano al 1 %, entre ellas una aplicación a todo el cuerpo después de un baño caliente (Davies 1983).
La producción y el uso de lindano están limitados en casi todos los países desarrollados. El lindano continúa utilizándose mucho en otros países con fines agrícolas, como se ha señalado en un estudio de uso de plaguicidas en explotaciones de Ghana, donde el lindano suponía entre el 35 % y el 85 % de todos los plaguicidas utilizados por agricultores y ganaderos, respectivamente (Awumbila y Bokuma 1994).

jueves, 6 de agosto de 2009

Epidemiología

Existe una alta prevalencia de tendinitis del hombro entre los soldadores y los laminadores de acero, con tasas del 18 y del 16 %, respectivamente. En un estudio comparativo entre soldadores y laminadores de acero, por un lado, y oficinistas varones por otro, los primeros tenían de 11 a 13 veces más posibilidades de padecer el trastorno, según los índices obtenidos. Se encontró una relación similar, de 11, en un estudio de casos-controles sobre trabajadores varones de la industria que trabajaban con las manos elevadas aproximadamente a la altura del hombro. Los montadores de automóviles que padecían dolor agudo y tendinitis del hombro se veían obligados a elevar los brazos más a menudo y durante más tiempo que los no sometidos a tales exigencias laborales.
Estudios realizados en trabajadores industriales en Estados Unidos han demostrado una prevalencia del 7,8 % de tendinitis del hombro y enfermedad articular degenerativa (hombro) a causa de trastornos traumáticos acumulados (TTA) en los trabajadores cuyas tareas implicaban el empleo de fuerza, movimientos repetitivos o ambos, sobre la muñeca y las manos. En un estudio, estudiantes del sexo femenino que realizaban movimientos repetitivos del hombro desarrollaron una tendinitis reversible con un ritmo de flexión durante una hora de 15 flexiones hacia adelante por minuto y un ángulo de flexión entre 0 y 90 grados. Entabladores, plegadores y costureras sufrían el doble de tendinitis del hombro que las personas que tricotaban. Entre los lanzadores profesionales de beisbol, alre- dedor de un 10 % han experimentado tendinitis del hombro. Una investigación en nadadores de clubes canadienses encontró que el 15 % informaban de una discapacidad significativa del hombro, debida fundamentalmente a impactación. El problema se relacionaba en particular con los estilos mariposa y libre. Se encontró tendinitis del bíceps braquial en el 11 % de los 84 mejores tenistas del mundo.
Otro estudio demostró que la osteoartritis de la articulación del hombro era más frecuente en los dentistas que en los agricultores, aunque no se ha identificado la exposición ergonómica relacionada con la OA de la articulación del hombro. Se ha observado un mayor riesgo de OA acromioclavicular en los trabajadores de la construcción. Se ha sugerido que el levanta- miento de grandes pesos y el manejo de herramientas pesadas con vibración de mano-brazo podrían ser las exposiciones rela- cionadas con la OA de la articulación acromioclavicular.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Principales enfermedades específicas relacionadas con el trabajo: Osteoartritis de las articulaciones del hombro y acromioclavicular

Las osteoartritis (OA) de la articulación del hombro y de la articulación acromioclavicular son cambios degenerativos del cartílagoy del hueso en las articulaciones y los discos intervertebrales.

martes, 4 de agosto de 2009

Principales enfermedades específicas relacionadas con el trabajo: Trastor nos del manguito de los rotadores y tendinitis del bíceps

Trastor nos del manguito de los rotadores y tendinitis del bíceps
Las tendinitis y tenosinovitis son inflamaciones de un tendón y de la membrana sinovial de una vaina tendinosa. Los tendones de los músculos del manguito de los rotadores (supraespinoso, infraespinoso, subescapular y redondo menor), junto con la cabeza larga del bíceps braquial, son localizaciones habituales de infla- mación en el hombro. En estas localizaciones están implicados grandes movimientos de los tendones. Durante la elevación, dado que los tendones pasan a la articulación del hombro y bajo la estructura ósea (el arco coracoacromial), pueden resultar comprimidos, con la consiguiente inflamación. Estos trastornos reciben en ocasiones el nombre de síndromes de impactación. La infla- mación de un tendón puede ser parte de una enfermedad inflamatoria generalizada, como ocurre en la artritis reumatoide, pero también estar causada por inflamación local a consecuencia de irritación y fricción mecánicas.

domingo, 2 de agosto de 2009

TRASTORNOS COGNITIVOS (I)

Los trastornos cognitivos se definen como un deterioro significa- tivo de la capacidad del individuo para procesar y recordar la información. En el DSM IV (American Psychiatric Association 1994) se describen tres tipos fundamentales de estos trastornos: delirio, demencia y trastorno por amnesia. El delirio se desarrolla durante un breve período de tiempo y se caracteriza por afecta- ción de la memoria reciente, desorientación y problemas del lenguaje y de la percepción. El trastorno por amnesia se define por una alteración tal de la memoria, que los afectados no pueden aprender ni recordar la información nueva, si bien no presentan ningún otro deterioro asociado de la función cognitiva. Habitualmente, ambos trastornos se deben a los efectos fisioló- gicos de una enfermedad sistémica (p. ej., lesiones craneoencefálicas, fiebre alta) o al uso de sustancias psicoactivas. No hay apenas razones para sospechar que los factores laborales intervengan directamente en la génesis de los mismos.
Sin embargo, ciertas investigaciones sugieren que los factores profesionales podrían influir en la probabilidad de sufrir las múltiples deficiencias cognitivas que constituyen la demencia. Esta se caracteriza por afectación de la memoria y al menos uno de los problemas siguientes: (a) disminución de la función de lenguaje; (b) deterioro de la capacidad de pensamiento abstracto, o (c) incapacidad para reconocer los objetos familiares, aunque no exista alteración de los sentidos (p. ej., visión, tacto). La enfermedad de Alzheimer es el tipo más frecuente de demencia.
La prevalencia de la demencia aumenta con la edad. Aproxi- madamente el 3 % de todos los mayores de 65 años sufrirán un grave déficit cognitivo durante cualquier año dado. Estudios recientes sobre poblaciones de edad avanzada han demostrado la existencia de un nexo entre la historia laboral de la persona y su probabilidad de desarrollar demencia. Por ejemplo, un estudio sobre ancianos del medio rural efectuado en Francia (Dartigues y cols. 1991) comprobó que los que se habían dedicado fundamentalmente a trabajos agrícolas, al servicio domés- tico o a trabajar como obreros manuales corrían un riesgo significa- tivamente superior de alteración cognitiva grave que los que habían sido maestros, gerentes, ejecutivos o profesionales liberales. Además, este aumento del riesgo no se debía a diferen- cias entre grupos de trabajadores en lo referente a edad, sexo, educación, consumo de bebidas alcohólicas, alteraciones senso- riales o uso de agentes psicotropos.
La demencia es sumamente rara en personas menores de 65 años, por lo que no se ha hecho ningún estudio sobre la profesión como factor de riesgo en esta población. No obstante, una gran investigación efectuada en Estados Unidos (Farmer y cols., 1995) demostró que los menores de 65 años con altos niveles educativos tenían menos probabilidades de sufrir altera- ciones del funcionamiento cognitivo que las personas de edad similar y menor grado de educación. Los autores de este estudio comentaron que el nivel educativo podría ser una “variable indicadora” que reflejara, en realidad, el efecto de la exposición profesional. En este momento, esta conclusión no pasa de ser una hipótesis.
Aunque son varios los estudios que han encontrado asociación entre la profesión principal del individuo y el desarrollo de demencia en la ancianidad, la explicación o mecanismo subyacente a este fenómeno se desconocen. Es posible que en ciertas profesiones existan mayores niveles de exposición a sustancias tóxicas y disolventes que en otras. Por ejemplo, existen cada vez más pruebas de que la exposición tóxica a pesticidas y herbicidas puede tener efectos desfavorables para el sistema nervioso. De hecho, se ha sugerido que tales exposiciones podrían explicar el mayor riesgo de demencia de los trabajadores agrícolas fran- ceses comentado más arriba. Además, hay también indicios de que la ingestión de ciertos minerales (p. ej., aluminio y calcio como componentes del agua potable) podría influir en el riesgo de afectación cognitiva. Ciertas profesiones implicarían una exposición diferencial a estos minerales. Sería necesario inves- tigar con mayor detalle los posibles mecanismos fisiopatológicos.

sábado, 1 de agosto de 2009

EL ESTRES Y EL AGOTAMIENTO, Y SUS • IMPLICACIONES EN EL MEDIO AMBIENTE DE TRABAJO (III)

MacLean (1986) ha estudiado con mayor detalle los factores de estrés laboral, como las condiciones de trabajo incómodas o inseguras, la sobrecarga cuantitativa o cualitativa, la ausencia de control sobre el proceso y el ritmo de trabajo, y también la monotonía y el aburrimiento.
Además, las empresas informan de que un número creciente de sus trabajadores padecen problemas de abuso de alcohol o sustancias psicoactivas (Freudenberger 1984b). Entre los factores de estrés más comunes se encuentran el divorcio o los problemas matrimoniales, junto a otros de carácter familiar agudos o crónicos, como la necesidad de cuidar de un pariente anciano o discapacitado.
La evaluación y clasificación destinadas a reducir la posibilidad de agotamiento pueden enfocarse desde los puntos de vista relacionados con los intereses vocacionales, las elecciones o preferencias vocacionales y las características de las personas con preferencias distintas (Holland 1973). Podrían utilizarse sistemas informatizados de orientacion profesional o equipos de simulación laboral (Krumboltz 1971).
Los factores bioquímicos influyen en la personalidad, y los efectos de su equilibrio o desequilibrio en el estado de ánimo y en el comportamiento quedan claramente demostrados por los cambios de personalidad que aparecen durante la menstruación. Durante los últimos 25 años, se ha prestado gran atención a las catecolaminas suprarrenales, adrenalina y noradrenalina, y a otras aminas biógenas. Se han establecido relaciones entre estas sustancias y las sensaciones de miedo, ira y depresión (Barchas y cols. 1971).
Los instrumentos de evaluación psicológica más utilizados son:
• Inventario de la personalidad de Eysenck e Inventario de la
Personalidad de Mardsley
• Perfil de personalidad de Gordon
• Cuestionario de la Escala de Ansiedad del IPAT
• Estudio de valores
• Inventario de Preferencia Vocacional de Holland
• Test de Interés Vocacional de Minnesota
• Test de las manchas de tinta de Rorschach
• Prueba de Apercepción Temática


Ninguna discusión sobre el agotamiento estaría completa sin una breve referencia al cambiante sistema familia-trabajo. Shellenberger, Hoffman y Gerson (1994) indicaron que “Las familias pugnan por sobrevivir en un mundo cada vez más complejo y desconcertante. Con más elecciones de las que pueden considerar, las personas intentan encontrar un equilibrio entre el trabajo, el ocio, el amor y la responsabilidad familiar”.
Al mismo tiempo, los papeles de la mujer en el mundo laboral son cada vez más amplios, y más del 90 % de las mujeres de Estados Unidos citan el trabajo como una fuente de identidad y autovaloración. Además del cambiante papel de varones y mujeres, la conservación de dos fuentes de ingresos obliga a veces a efectuar cambios en la vida cotidiana, como mudarse para ocupar un puesto de trabajo, desplazarse diariamente a larga distancia o vivir en lugares distintos. Todos estos factores pueden causar graves tensiones en las relaciones interpersonales
y en el trabajo.
Para reducir el agotamiento y el estrés a nivel individual, pueden ofrecerse las siguientes soluciones:
• Aprende a equilibrar tu vida
• Comparte tus pensamientos y comunica tus preocupaciones
• Limita el consumo de alcohol
• Reconsidera tus actitudes personales
• Aprende a establecer prioridades
• Desarrolla intereses ajenos al trabajo

• Haz trabajo voluntario
• Reconsidera tu necesidad de perfeccionismo
• Aprende a delegar y a pedir ayuda
• Tómate tiempo libre
• Haz ejercicio y sigue una alimentación nutritiva
• Aprende a no tomarte tan en serio a tí mismo.






A mayor escala, es imprescindible que el gobierno y las empresas tengan en cuenta las necesidades familiares. Para reducir o amortiguar el estrés en el sistema familia-trabajo, será preciso llevar a cabo una importante reorganización de toda la estructura de la vida familiar y laboral. “Una distribución más equitativa de las relaciones entre ambos sexos y el posible escalonamiento de los tiempos de trabajo y no trabajo a lo largo de la vida, de forma que los permisos por maternidad y paternidad y los años sabáticos se conviertan en circunstancias habituales”
(Shellenberger, Hoffman y Gerson 1994).
Como señaló Entin (1994), el aumento de la diferenciación del yo, ya sea en el seno de la familia o en la empresa, tiene una importante repercusión en la reducción del estrés, la ansiedad y el agotamiento.
Las personas necesitan mayor control sobre sus propias vidas y tener la responsabilidad de sus acciones, y tanto los individuos como las empresas deben volver a estudiar sus sistemas de valores. Es preciso que se produzcan cambios espectaculares. Si no prestamos atención a las estadísticas, es seguro que el agotamiento y el estrés seguirán siendo los grandes problemas que hoy son para toda la sociedad.